El catedrático de Psicología Clínica Enrique Echeburúa ha advertido hoy de que el cambio de la vida social por la virtual a través de redes sociales como Facebook o Tuenti, es uno de los «mayores peligros» que el uso abusivo de las nuevas tecnologías entraña para los jóvenes.
Echeburúa se ha pronunciado así en la presentación del curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) «Problemas actuales de la psicología infanto-juvenil», a la que han asistido el también el catedrático de Psicología Clínica Elisardo Becoña y el catedrático de Psicología Básica y director del curso, Helio Carpintero.
Entre los síntomas que indican adicción a las redes sociales, Echeburúa ha destacado la creación de una identidad ficticia gracias al anonimato de estas redes, el aislamiento social, la «automedicación digital» ante una depresión, es decir, recurrir a las redes sociales para superar el malestar, y problemas físicos como obesidad, fruto de la vida sedentaria delante del ordenador.
Echeburúa ha señalado que no hay que ser «alarmistas» porque los adictos a internet pueden reducirse a un 6 por ciento de la población, pero ha advertido de que es un porcentaje «suficiente» para analizar si se da un perfil de riesgo específico, especialmente entre los jóvenes, sobre el que desarrollar campañas de prevención.
De ese 6 por ciento, Echeburúa ha eliminado a adictos al juego o al sexo que recurren a internet para canalizar esa patología, ya que «su problema de base es otro».
PERFIL DE ADICTO
Sobre los perfiles del riesgo en la adicción a las redes sociales, Echeburúa ha aclarado que son los mismos que para otras adicciones, como drogas o alcohol, definidos por gente que, «o bien no tienen una percepción clara del riesgo, o bien tiene una baja autoestima, o bien está pasando una situación coyuntural complicada, como estrés, un desengaño amoroso o dificultades en los estudios».
El rango de edad en el que esta propensión a la adicción a internet es más peligrosa se sitúa entre los 15 y los 20 años, al igual que en el caso de la adicción a drogas, ya que el primer consumo de estas sustancias suele darse entre los 13 y 15 años.
Por su parte, Elisardo Becoña ha insistido en los peligros que la «cultura del botellón» supone para los jóvenes, que, «por no tener una clara percepción del riesgo», pueden dar el salto fácilmente del consumo de alcohol, al de cannabis y cocaína, de donde derivan problemas como embarazos no deseados y actitudes violentas.
Helio Carpintero ha subrayado que esa escasa percepción del riesgo que tienen los jóvenes es consecuencia de la falta de salidas que la sociedad ofrece y el miedo al fracaso personal, lo que provoca que no se fijen metas a largo plazo y sus únicos objetivos se centren en la diversión y en salir por la noche.
Por ello, ha instado a una reflexión sobre «cómo salvar a ese capital social que es la juventud».